20:28 | Author: Ellery Hackett
Es verdaderamente molesto tratar de mantener una postura relajada dentro de un salón de clases cuando tienes mínimo una persona a tu alrededor contradiciéndose y tratando infinitamente el mismo tema de conversación una y otra vez donde la única diferencia es uno o dos nombres en cada versión (¡ya basta!). Creía que podía soportarlo, pero esto simplemente esta comenzando a molestarme.

El colmo de esto sucedió hoy; mientras intentaba comprender un pequeño texto para después exponerlo -obviamente no soy bueno explicando, pero comprenderlo debería ser pan comido y con mermelada-, en unos minutos comenzó a sonar el maldito tema. Como era de esperarse, esto provoco la inutilidad de quienes fueron arrastrados hacia la plática, con excepción de dos personas (incluyéndome).

Logre mantener la postura ante tal aberración de parloteo que todos los días puede captarse –de la misma persona-, no era el momento para la “cháchara”, tampoco servía de algo, mi paciencia comenzó a sufrir estragos y posteriormente mi comprensión se vino abajo por el insistente acoso del tema sobre “noviecitos”,” prospectos" seguidos de los míseros descartados para pareja y demás personas subsiguientes de planteamientos irrelevantes dentro del objetivo de nuestra estancia en el aula.

Mi dialogo fue un asco, claro que tuvo influencias de la jodida parrafada que tuvo lugar mientras intentaba entender lo que tenia frente a mis ojos. Aun así, hay algo que llamo mi atención (¡bah!) en todos estos días de escuchar el mismo choro patoso.

“Siempre hay que conocer muy bien a la persona antes de andar con el”

Ahora, ¿conocer que? ¿Su físico? ¿Sus cualidades? Y si es así, ¿cuáles?

Con lo que ya he escuchado, claramente se puede afirmar que el comienzo de las relaciones, tanto de amistad como de interés meramente romántico, comienzan por una advertencia propia sobre la superficialidad del individuo. Si es de su gusto, entonces, seguirá el interés para “conocer” al pobre fulano; captando de el –con lista en mano- las cualidades y conductas que se busca en una pareja para después contar los aciertos y errores, tomando así una decisión.

Si esto es conocer a la persona, no es extraño que el numero de divorcios este en aumento en personas de entre dieciocho y veinticinco años de edad, esto gracias a que no se cercioro ninguno de los dos sujetos sobre la disimilitud que se tienen al dormir, ya que a uno le gusta dormir con peluches y con su madre al lado y la otra gusta de tener a su perro en la cama.



Nota: entiéndase “andar” como una manera mas de nombrar a una relación de pareja (en este caso), utilizado coloquialmente entre personas de todas las edades (tanto para nada).
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1 comentarios:

On 27 de junio de 2009, 18:19 , metalgirl dijo...

Como maestra me han tocado esas conversaciones idiotas, conocerse bien ajajajajajaja, cuando se entabla una relacion conoces a la persona bien hasta que vives con ella, antes no, todos tenemos nuestros demonios y no siempre los dejamos salir, puede ser peligroso, exelente post