A mi corta edad y por mi manera de actuar, muchos pensaran que mis amigos son simplemente las personas que han aclamado que son considerados como un cero a la izquierda, los "don nadie" que ni sus propias madres notarian si llegan a faltar o morir al día siguiente, otros pensaran que me uno a los típicos "mangueras" veinteañeros cada fin de semana para escuchar narcocorridos, unos mas que soy parte de una banda de "rockers" donde el único fin es crear un desmadre sin sentido alguno y tomar la vida sin preocupaciones.
En ciertos momentos soy parte de cada una de esas clasificaciones -y me da tanta flojera que me pregunten “¿de que moda eres?” Que prefiero decir que soy una combinación de todas, pues si digo “de ninguna” solamente consigo alargar mas el tema, pues insisten en que les responda lo que quieren escuchar-, pero en mis tiempos de ocio y soledad no hay nada mejor que disfrutar de una cerveza fría y un cigarrillo mientras me relajo sobre un sillón de tantos que hay adentro de un bar de bailarinas exóticas.
–Hijo, ¿que haces aquí?
–Nada, solo doy una vuelta, ¿que haces tú aquí? –le pregunte de igual manera a mi padre cuando me tomo por sorpresa afuera del conocido Hong Kong de la zona norte.
En aquella ocasión platicaba con una amiga que trabaja en el bar, ella fue adentro para cubrirse del frío con una bata mientras yo me encontraba afuera fumando y esperando su regreso, pasados dos minutos sentí un toque en mi hombro, al voltear mi cabeza y ver a mi padre fue tan normal para mi que hasta pensé en invitarle una cerveza, pero sabia que entraría en su papel de ciudadano- padre ejemplar y rechazaría la oferta. Así que camine unas cuadras junto a el, no pidió explicaciones, simplemente me menciono que buscaba algunos discos de música -si como no, en la Coahuila- y capto cuando yo bajaba a la zona e inmediatamente estaciono su camioneta y fue tras de mi, obviamente era mentira, yo había bajado hacia mas de una hora al bar. Después de caminar un poco mas nos separamos y yo regrese al sitio, ya había recibido una llamada de mi querida amiga y con toda calma recorrí de nuevo el camino.
Mi padre -como muchos mas- tiene la idea de que toda mujer que trabaja de esta manera no es de fiar, no necesita amor, necesita ingresos y a uno o mas estupidos que se los proporcione.
Cuando salgo de mi hogar y me dirijo a la zona norte no cargo conmigo la idea de observar senos y genitales, -no es algo que no haya visto antes, sobre todo por mis frecuentes visitas a este bar- en realidad lo tomo como una distracción más donde hasta puedo conocer nuevas personas, si, he entablado amistad con algunas bailarinas, y no ha sido nada del otro mundo ni tampoco me ha costado dinero, es fácil pedir un vaso michelado y dos cervezas, así cuando alguna de ellas quiera platicar simplemente bebe de la cerveza que supuestamente es mía, cualquiera se sorprendería de enterarse que ellas también necesitan un tiempo para descansar y recobrar energías en este tipo de trabajo, y que mejor que una buena charla y un poco de alcohol para comenzar.
Entre ellas he logrado entablar una confianza grande de amistad, y hasta ahora jamás he pensado en ligarme sentimentalmente de mayor manera con alguna de estas bailarinas de muy buen ver -aunque la oportunidad se ha presentado-, moriría de celos nada mas ver que mi pareja se exhiba de la manera que ellas lo hacen, además todas ellas tienen hijos, mayores responsabilidades, una vida muy diferente que no puedo seguir, yo tengo que vivir lo propio.
Ellas se diferencian en nada en cuanto a las personas "normales", la mayoria tienen mucho mas sexo -bien por ellas-, asi que escribir sobre sus vidas seria algo absurdo. Pero el sexo vende, la sociedad mercadotecnizada siempre busca su dosis diaria de cremas anti-arrugas, RBD, videojuegos y orgasmos, seria bueno que me dedicara a escribir un libro sobre las experiencias que he tenido con varias de ellas, probablemente logre recaudar una buena suma para mi retiro.
Hasta ahora, no he sido tan tonto como para sacrificar mi economía y darle un poco mas de comodidades a alguna de ellas, que a decir verdad nunca me han solicitado algo mas allá de unos cuantos cigarrillos, y cuando se me da la gana un platillo de comida china.
Solo tengo que decir que durante todo este tiempo he visto cosas que dentro de “la vida galante” la mayoría piensan son inexistentes, el amor, confianza, sinceridad.
Un "descubrimiento" tan inútil que quienes lo contradicen morirían de un infarto si lo vivieran por si mismos.
En ciertos momentos soy parte de cada una de esas clasificaciones -y me da tanta flojera que me pregunten “¿de que moda eres?” Que prefiero decir que soy una combinación de todas, pues si digo “de ninguna” solamente consigo alargar mas el tema, pues insisten en que les responda lo que quieren escuchar-, pero en mis tiempos de ocio y soledad no hay nada mejor que disfrutar de una cerveza fría y un cigarrillo mientras me relajo sobre un sillón de tantos que hay adentro de un bar de bailarinas exóticas.
–Hijo, ¿que haces aquí?
–Nada, solo doy una vuelta, ¿que haces tú aquí? –le pregunte de igual manera a mi padre cuando me tomo por sorpresa afuera del conocido Hong Kong de la zona norte.
En aquella ocasión platicaba con una amiga que trabaja en el bar, ella fue adentro para cubrirse del frío con una bata mientras yo me encontraba afuera fumando y esperando su regreso, pasados dos minutos sentí un toque en mi hombro, al voltear mi cabeza y ver a mi padre fue tan normal para mi que hasta pensé en invitarle una cerveza, pero sabia que entraría en su papel de ciudadano- padre ejemplar y rechazaría la oferta. Así que camine unas cuadras junto a el, no pidió explicaciones, simplemente me menciono que buscaba algunos discos de música -si como no, en la Coahuila- y capto cuando yo bajaba a la zona e inmediatamente estaciono su camioneta y fue tras de mi, obviamente era mentira, yo había bajado hacia mas de una hora al bar. Después de caminar un poco mas nos separamos y yo regrese al sitio, ya había recibido una llamada de mi querida amiga y con toda calma recorrí de nuevo el camino.
Mi padre -como muchos mas- tiene la idea de que toda mujer que trabaja de esta manera no es de fiar, no necesita amor, necesita ingresos y a uno o mas estupidos que se los proporcione.
Cuando salgo de mi hogar y me dirijo a la zona norte no cargo conmigo la idea de observar senos y genitales, -no es algo que no haya visto antes, sobre todo por mis frecuentes visitas a este bar- en realidad lo tomo como una distracción más donde hasta puedo conocer nuevas personas, si, he entablado amistad con algunas bailarinas, y no ha sido nada del otro mundo ni tampoco me ha costado dinero, es fácil pedir un vaso michelado y dos cervezas, así cuando alguna de ellas quiera platicar simplemente bebe de la cerveza que supuestamente es mía, cualquiera se sorprendería de enterarse que ellas también necesitan un tiempo para descansar y recobrar energías en este tipo de trabajo, y que mejor que una buena charla y un poco de alcohol para comenzar.
Entre ellas he logrado entablar una confianza grande de amistad, y hasta ahora jamás he pensado en ligarme sentimentalmente de mayor manera con alguna de estas bailarinas de muy buen ver -aunque la oportunidad se ha presentado-, moriría de celos nada mas ver que mi pareja se exhiba de la manera que ellas lo hacen, además todas ellas tienen hijos, mayores responsabilidades, una vida muy diferente que no puedo seguir, yo tengo que vivir lo propio.
Ellas se diferencian en nada en cuanto a las personas "normales", la mayoria tienen mucho mas sexo -bien por ellas-, asi que escribir sobre sus vidas seria algo absurdo. Pero el sexo vende, la sociedad mercadotecnizada siempre busca su dosis diaria de cremas anti-arrugas, RBD, videojuegos y orgasmos, seria bueno que me dedicara a escribir un libro sobre las experiencias que he tenido con varias de ellas, probablemente logre recaudar una buena suma para mi retiro.
Hasta ahora, no he sido tan tonto como para sacrificar mi economía y darle un poco mas de comodidades a alguna de ellas, que a decir verdad nunca me han solicitado algo mas allá de unos cuantos cigarrillos, y cuando se me da la gana un platillo de comida china.
Solo tengo que decir que durante todo este tiempo he visto cosas que dentro de “la vida galante” la mayoría piensan son inexistentes, el amor, confianza, sinceridad.
Un "descubrimiento" tan inútil que quienes lo contradicen morirían de un infarto si lo vivieran por si mismos.
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