Capitulos semanales

Lo peor, mas de tres villanos eran los protagonistas —incluyéndome— mientras que los demás solo eran relleno, no tenían cabida mas que para joderme aun mas la existencia alargando este circo. Me odie varios días por esto, no podía mas con semejante charco de mierda en el que todos comenzamos a nadar, las mentiras de este drama fueron tomando fuerza para que finalmente comenzara a ser cuestionado por estupideces que nunca sucedieron. Dos matrimonios, un hijo, una traición de amigas, una infidelidad, dos muertes —verdaderas para peor acabar— y la resurrección de una difunta que andaba de parranda solamente, esta repentina aparición fue lo que comenzó todo.
RBD es una basura (sea como sea) y Doña Bárbara se queda corta comparada con tanta putada.
—Adivina quien regreso de entre los muertos para joderme la vida —dije a una amiga por teléfono.
—Ay no, ¿Emma?
—Si, tu amiga
Mi celular comenzó a sonar, mejor momento no pudo ser, era la revivida que me había mandado un mensaje de texto para citarme en un barecillo de por ahí, la idea de pasar y tomar unas cuantas copas no me pareció nada mal, la idea de verla a ella era una maldita tortura puesto que se alargaría mas la telenovela, esto era perfecto para venderlo a Televisa; obtener una buena cantidad y de paso ver estas semanas de mi vida como una nueva versión de “La ambiciosa” —los motivos ocultos se quedan—.
—Precisamente me acaba de mandar un mensaje, esta en un bar.
—Ah, vamos a verla
—¿Para que, Yaiza? —dije rolando los ojos— No hay nada peor que estar aguantando sus mentiras, falta que tu también le sigas el juego como en cierta ocasión.
—Ay, pero yo ya aprendí mi lección.
—Vamos pues, ya quiero que se acabe este jueguito, problemas pendejos se arreglan con soluciones igual de pendejas; que igual pueden parecer inteligentes en su momento.
—Vamos pues, te espero en mi casa.
Salí de mi casa disfrutando de la vista diaria de niños descuidados jugando y platicando con otros malandros de la cuadra, los vendedores de droga que, tan pendejos son, antes de disimular sus actividades las hacen parecer mas obvias. Un vendedor de marihuana volteaba su cabeza hacia todas las direcciones posibles en tanto entregaba una pequeña bolsa negra por debajo de su cintura a un adicto demacrado, camine sin prestar atención; me tope entonces con la iglesia de la calle, los cantos de alabanzas terminaban por ambientar la imagen de las casas rayadas por los vándalos.
Tome un taxi para dirigirme con mi amiga, no tarde mas de veinte minutos en llegar, para complementar el día, el taxista es amigo mío y sin titubear comenzó a contarme el problema que tenía con su ex-pareja. No soy una persona que hable mucho —sobretodo en los temas de pareja— pero con lo poco que le comente quedo contento y pensando. Llame a la susodicha por teléfono para que saliera, la tercera en discordia para acabar con aquel rollito de papel mojado de agua sucia que me salpicaba.
—¡Vas a manejar mi carro! —me dijo con las llaves en su mano.
—¿Qué? ¿Yo? ¿Para que?
—Ash, esta bien pues.
Subió al taxi, su abuela salió a la calle con unas pequeñas bolsas a lo cual aproveche para saludarla, dicho y sin mas que hacer ahí nos dirigimos al bar para el encuentro con Emma.
—¿Traes tu identificación? —le dije dándole un golpe en su pierna sin rasurar.
—No, ¡se me olvido!
—¡Tonta! Si no te dejan entrar me voy a ahogar en este vomito de frustración.
El viaje fue aun mas corto que el anterior, en esta ocasión disfrute del clima templado de aquella parte de la ciudad, algo extraño que sucede seguido en esta frontera, me sentía de nuevo como un niño al que por primera vez lo toman de la mano y lo llevan a pasear entre la gente, el smog, la libertad de poder caminar entre todos aquellos gigantes que te miran.
Cinco minutos después nos bajamos del taxi, llegamos a una tienda para comprar un paquete de cigarros, no podía apartar la vista de aquel cabello colorido, el rostro de ingenuidad, la calma y la expresión antisocial de aquella fémina, sin duda es algo que me atrajo en su momento, pero aquel día solo me interesaba ya poder terminar aquella maldita obra de parecer perpetuo.
Cruzamos la calle para llegar al bar, en la entrada, el tipo que cuida la puerta nos solicito nuestras identificaciones; ella no portaba la suya por lo que le negaron la entrada.
—Ella viene a buscar trabajo pero olvido su credencial —dije tratando de lograr su entrada—, solamente pasara para pedir información y ver como esta el lugar.
—No se puede, a todas las que trabajan aquí les pedimos identificación, sin ella no puede trabajar.
No me detuvo, entre para buscar a la fulana pero antes de pasar las cortinas ella salió. Finalmente frente a una de las malvadas de la historia, tome a Yaiza entre mis brazos e intente mostrar la felicidad que no tenia en aquellos momentos al tiempo que ella se acariciaba el vientre.
—No, ¿estas embarazada? —pregunto la mala mientras se agachaba.
—Si, tres semanas —dijo Yaiza sonriente.
—Adivina quien es el papa —dije acariciando su estomago.
—Ay, no es cierto.
—Pues si es cierto.
El tipo de la puerta solamente escuchaba con indiferencia, era perfecto puesto que no quería tomar mucho tiempo para aquella escena puerca que se desarrollaba. Por fin sucedió, aquel rostro a punto de maldecir toda existencia se había formado en Emma, después de varios meses de soportar este suplicio pude agotarlo con algo tan simple como aquello, era increíble pero así fue, tanta baratija fue pisoteada en cuatro minutos de platica, podía caminar contento después de lo sucedido.
Nos retiramos prometiendo volver mas tarde pero las ansias eran nulas así que optamos por ver una película en un cine cercano, disfrute aquellas ocurrencias de las que platicamos Yaiza y yo, ver los animales, las ideas simples que suelen correr por su mente y, claro, las largas caminatas.
Mientras caminaba con Yaiza recibí un mensaje de Alejandra, me recordaba que había quedado de salir con ella en la noche, la tercera en discordia tenía que irse y yo tome rumbo con Alejandra para pasar de nuevo una noche llena de música, alcohol y dificultad para dormir.
La mañana siguiente fue un martirio para mi cabeza, la malagueña salerosa había cumplido nuevamente en dejarme un día entero con resaca, pero ya contento me dispuse a ser un flojo de tiempo completo.
Pasado el medio día recibí un mensaje: “Llámame, soy Emma”.
¡PUTISIMA MADRE! ¿Qué no polos iguales se repelen? Combatir estupidez con estupidez solo dio como resultado la unión de ambas partes resultando en MAS ESTUPIDEZ.
La historia sigue su rumbo .....
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