23:24 | Author: Ellery Hackett
Pureza corrupta

Raro y celestial don guarda, se puede decir, el que al mismo tiempo puede pensar y sentir.


Admiraba entre las calles, miraba en los arbustos.
Dejo pasar el día, se adentro en la noche, ocultando sus orbes.
Que quien nunca la ha observado no ha de omitir opinión, no debe desgarrar su imaginación.

“Y por fin, la reconocí”, dijo pensativo.
“No te apresures, felino”, se escucho decir.
“Viejo, que no me detendrás. Yo seré el dueño”, menciono exasperado.
“Observa bien, con ojos de humano. Sus dedos están entrelazados”, le señalo.

Aquella sustancia independiente, dentro de su cuerpo, murmuro en silencio.

“Que el juicio caiga sobre su cabeza. Mentira de doble filo y acciones injuriosas es lo que ahí veo”.
“No serás tú quien le haga entrar en razón. Su mirada nublada y mente arreglada algún día se limpiaran”, dijo el anciano, mientras su bastón comenzaba a caminar.
“Esclavos sus pensamientos. Observa bien, viejo engorroso”, exclamo sin parar.

Se perdió la tinta antes de terminar. La historia aquella era la representación de la peligrosa realidad. Donde, sin saberlo, el viento descuartizo las últimas letras. La cordura cambio hasta convertirse en una ardorosa ambición, se cumplía la profecía de aquella reflexión.

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