19:51 | Author: Ellery Hackett

La flor y la mano

El problema del amor radica en solo ser amado, y no en amar, no en las capacidades propias de amar.

Sin notarlo, aquellas partículas comenzaron a revolotear dentro de sí. Agonizaba rápidamente aquel león en las entrañas, aquella impetuosidad que cargaba en su cabeza moría con cada abertura de sus labios, y las largas horas comenzaban a encogerse hasta el amanecer.

Fue cambiando, la gitana había elegido el camino para aquella terneza, el camino que se había esperado, predicho y jugado durante nueve mensualidades comenzaba a mostrar sus piedras para avisar con ellas que era entonces lo que se había proclamado.

―¿Y es que comienza algo más?

―No dentro de lo impenetrable, la razón y la emoción son incompatibles ―respondí.

Y aquella avidez debía elegir entre las dos. Una rama dividida donde una flor comenzaba a florecer con un solo pétalo fue echada al aire para decidir la suerte, pero, antes de hacerlo, se debía cortar de la rama para que volara con libertad. Se tomo así la elección entre tener y ser.

―Antes de caer la flor, si su pétalo no se desprende, morirá. Por el contrario, si el pétalo vuela hacia otra flor, donde mas pétalos lo reciban, la flor renacerá con el brillo de una estrella. Solo la flor elige que pétalos pueden adornar su belleza, mas puede arrepentirse de estar ciega. Y sanguinario es quien corta los pétalos de dicha perfección.

"Que así sea", se dijo en secreto. Nunca había pensado para otros, el egoísmo que incubo en aquellos días no fue para sí.

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